Metafísica recreativa y (divulgación) ofuscación científica a partes desiguales
0. Juego de tronos... electrónicos
La historia de la física está llena de maravillas. Cada 30 de abril se celebra el aniversario del descubrimiento de la primera partícula subatómica, logro atribuido al británico Joseph John “JJ” Thomson en 1897. Bueno, lo celebran algunos; debo reconocer que yo no lo he celebrado nunca, y eso que me gustan las celebraciones. No sé muy bien qué podría hacer. Google lo tiene fácil: puede poner un Doodle. Y también los físicos: pueden hacer que los aceleradores de partículas de todo el mundo disparen una salva conmemorativa. Pero los simples aficionados…
El caso es que JJ Thomson recibió en 1906 el oportuno premio Nobel de física. Y que en 1937 otro físico británico, George Paget Thomson, que, tal como podía sospecharse, era hijo de JJ, recibió también su correspondiente Nobel de física por un logro igualmente destacado: demostrar que las partículas que había descubierto su padre eran más bien ondas. Sigmund Freud, quien no recibió ningún premio Nobel por su descubrimiento del complejo de Edipo, llegó a Inglaterra poco después huyendo de los nazis. Tal vez le interesó la historia de los Thomson.
Pero, bueno, si el Tompson joven, George Paget, quiso hacer en el ámbito de la física algo parecido a lo que había hecho Edipo en Tebas, matar a su padre y quedarse con el trono electrónico, no lo consiguió. No del todo. JJ demostró que el electrón es partícula, y eso sigue siendo cierto. George Page demostró que el electrón son ondas, y eso también sigue siendo cierto. ¡Pero las dos cosas no pueden ser ciertas a la vez! Intentaré demostrar que eso también es cierto.